jueves, 4 de abril de 2013

Si bien puedo decir que todo ello fue "A mi manera"

Desde pequeña me han enseñado muchas cosas, por ejemplo, que hay que llamar antes de entrar, utilizar hasta la saciedad el “por favor” y el “gracias”, ser puntual, saludar siempre al entrar en un sitio, portarse bien para que los Reyes Mayos y el Ratoncito Pérez me dejaran los regalos...También a ser ordenada, cuidar las cosas de los demás incluso mejor que lo de uno mismo y “saber estar”.

 
Pero a lo largo de estos años me he ido dando cuenta de muchas otras cosas, como que es mejor pedir perdón que pedir permiso, que no siempre por dar mucho se recibe más, que una risa tras una mirada puede decirlo todo, que no siempre se gana, sino que también se pierde, que grandes amigos pueden convertirse en desconocidos, que no todo el mundo te tratará como debes ser tratada, que hay personas que no merecen tu ayuda, que la unión hace la fuerza, que no hay que ser experta en adelantar acontecimientos porque es mejor prevenir que curar..

Tengo que decir que la vida, en general, me ha enseñado que de los errores se aprende. Que caer está permitido, pero levantarse es obligatorio. Que sólo fracasa quien no lo intenta. Que compañeros de verdad se cuentan con los dedos de una mano, que si te rindes ya estás vencido y que siempre decepciona quien menos te lo esperas. Que las malas rachas siempre acaban pasando, que después de la tormenta siempre llega la calma, que la vida no es gris, es del color del que uno mismo la quiera pintar. Que hay días en los que estás hundida y momentos en los que consideras que no puedes estar mejor.

Y este año que se han ido compañeros tan especiales para mí he aprendido que hay que dejar irse a las personas para extrañarlas y que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Que un beso no significa ni vale nada si no hay interés, y que de nada sirve el interés si no hay beso. Que ser precavido no es ser cobarde y que la llamada a la tranquilidad en un momento de histeria puede llevar más que a la calma al desasosiego. Que los sueños, sueños son, y que me encantaría poder guardarlos para volver a ellos y ver lo que podría haber ocurrido. Que nada es imposible, que sólo existen las cosas improbables y que cuando haya una posibilidad entre millones de que algo ocurra, merecerá la pena esforzarse por conseguirlo. Que para superar los miedos hay que enfrentarlos y que un “yo nunca” puede dar lugar a un “en boca cerrada no entran moscas”. Que la humildad es la clave del éxito y la amabilidad la que lo mantiene vivo.

 

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