sábado, 6 de noviembre de 2010

Él.


Estaba allí, apoyado contra una valla, esperándome a mí.Y en cuanto alzó la mirada noté como en un segundo todo mi cuerpo se estremecía.Primero, el corazón: me estalló, me dio un vuelco tan fuerte que temí que él también lo hubiera oído...y me sonrío, a mí.Me desarmó con su mirada.Un escalofrío, parecido a una pequeña corriente eléctrica, me recorrió la columna vertebral, y me fallaron las piernas, me sentía pequeña, ruborizada, indefensa cada vez que me sonreía.Pero todo estaba bien.Él estaba a mi lado.Las horas,los minutos, la imperiosa necesidad de rellenar esos silencios con palabras, cualquiera valían.
Caminábamos, y cada vez que mi mano rozaba la suya...le necesitaba.Nos sentamos y miramos a la gente pasar, inventándonos mil historias, todos ellos ajenos a nuestras palabras, nuestros susurros, al roce de nuestros cuerpos, la intensidad de su mirada,mi temor...Y de repente todo se paró, yo notaba como se acercaba lentamente, con movimientos casi imperceptibles, y de repente, nos sobrevino ese silencio.El silencio.Él me sonreía, yo no podía mas que devolverle la sonrisa, mi sonrisa más sincera.
Era fácil,y esperaba que justo en aquel momento,él me besara.

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